sábado, 5 de enero de 2013

Yo tenía un camarada...

Todo llega en la vida, y  ha llegado el momento de que se vaya uno de los amigos de siempre. La verdad es que siempre fue por delante en todo, en lo bueno y en lo malo. Hacía tiempo que no lo veía, y eso me hacía tener muy vivas las "grandes ocasiones".
No sé si lo sabrás, pero te voy a recordar con el brillo del sol en tus pícaros ojos de "mitad monje, mitad soldado" (que siempre fuimos más soldados que otra cosa...), con el aplomo del que ya está de vuelta, en la confidencia, en las discusiones, en las ilusiones, en el eterno pitillo...
Incluso en la bondad de tus padres.
Esta vez te jodes, que no te vas a licenciar antes que yo. Un abrazo.

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