... estaba esta parejita de jóvenes extranjeros, muy jóvenes y muy extranjeros. Muy silenciosos pero con una agradable sonrisa, como pidiendo conversación, pasaron junto a nosotros y se sentaron a cinco metros de la mujer que escribía, sin copas que llenar, mirando al mar en silencio.
Quizás sea conveniente en el futuro hablar con quienes capto con mi cámara. Es posible que detrás de cada silencio haya una historia que merezca ser contada.
2 comentarios:
Ay, quién tuviera a los pies de la cama una puerta como esa...
Ay, quién tuviera con quién poder contemplarla y disfrutarla...
Ay, quién... maneja mi barca (jajaja)
Me gusta.
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