
Tenía ganas de ver como estaba el Cabo despues de las lluvias, y como tampoco tenía nada mejor que hacer, ayer cargué los apechusques de fotografía y me acerque a Los Escullos y la Isleta del Moro.
Por el camino pude disfrutar de los muchos tonos de verde que cubren el Parque. Florecillas amarillas y blancas seguramente harían las delicias de los románticos botánicos de por aquí.
Por el camino pude disfrutar de los muchos tonos de verde que cubren el Parque. Florecillas amarillas y blancas seguramente harían las delicias de los románticos botánicos de por aquí.
Lo que hacía de verdad era viento. Me entretuve un poco en Escullos haciendo fotos de las olas al romper y (cosa poco normal en mí, que no tengo imaginación) me dio por buscar rocas con algún parecido a animales (lo que hace el aburrimiento... ) así que me encontré con lo que parecía la boca de un tiburón (foto de arriba) y con uno de esos monstruos de películas japonesas, que parecía un híbrido entre un cocodrilo y un tiburón (foto de abajo). Y, en vista de que mi imaginación estaba a punto del colapso, tiré para la Isleta a ver que daba de sí.
La Isleta estaba casi desierta (no era para menos). Los habituales turistas deambulaban de aquí para allá con caras de ir buscando un sitio abrigado del viento. Los locales paseaban a algún niño, tendían la ropa (esos tendederos de la Isleta... ) y algún que otro nacional, cámara en ristre, rastreaban una posible foto.
Como es preceptivo, me acerque al pequeño malecón y recorrí las estrechas calles. Luego bajé a la playa, donde un par de pescadores habían plantado las cañas, y aproveche para hacer algunas fotos a la roca que se levanta, solitaria, "en mitálarena" (que diría uno que yo me sé). Creo que fue en este sitio donde se rodó el vídeo de una cación de David Bisbal, no recuerdo cual.


